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Los microplásticos, más allá de los pellets


14/01/2024

Microplásticos
Los microplásticos, más allá de los pellets

 

  • Nuria Felis Reig es Ingeniera forestal y Licenciada en Ciencias ambientales por la Universitat Politècnica de València. Máster en evaluación y seguimiento ambiental de ecosistemas marinos y costeros por la UPV. Vocal de educación ambiental de la Asociación Española de Basuras Marinas
 
El accidente marítimo ocurrido en las costas de Portugal y norte de España en los últimos días ha levantado todas las alarmas sobre el problema ambiental de los microplásticos. Si bien es cierto que la situación es alarmante y que mitigar los impactos ambientales derivados del vertido de elevadas cantidades de pellets en el mar y en las costas va a ser complicado, la comunidad científica lleva años exponiendo la situación real de la contaminación ocasionada por plásticos y los daños que esta ocasionado en los ecosistemas fluviales, marinos y costeros.
 
La actual situación de la presencia de microplásticos en las costas gallegas es la punta del iceberg de un problema ambiental global y de los más importantes a los que se enfrenta la comunidad científica junto con el cambio climático.
 
En los últimos años, la presencia de residuos plásticos de diferentes dimensiones en mares y océanos, ríos, barrancos, playas y costas ha ido en aumento. La incorrecta gestión que realizamos de productos plásticos cuando ya no son útiles para nosotros está degradando el paisaje y contaminando los ecosistemas. En el 2022 se produjeron cerca de 390,7 millones de toneladas de productos plásticos en el mundo, de las cuales tan solo 32,5 millones de toneladas procedían de plásticos reciclados post-consumo y 5,9 millones de toneladas eran plásticos de origen biológico (Plastic Europe, 2022). De todo ese plástico, tan solo reciclamos cerca del 9%, el resto se deposita en vertederos o lo abandonamos indiscriminadamente en la naturaleza. Una vez allí el plástico se deteriora y se fragmenta por la acción erosiva de los agentes ambientales: corrientes marinas, la radiación ultravioleta, la salinidad, entre otros. Los plásticos van reduciendo su tamaño transformándose en microplásticos (partículas de menos de 5mm).
 
Estas cifras reflejan la mala gestión y el escaso aprovechamiento que estamos haciendo a nivel global de los residuos plásticos.  Estamos muy alejados del cambio hacia la economía circular que sería una de las líneas de actuación a seguir para mitigar el problema. En cambio, continuamos consumiendo gran cantidad de productos plásticos, los cuales requieren de los pellets para su fabricación y proceden directamente de la síntesis de derivados de los combustibles fósiles, siendo un mínimo porcentaje (8,31%) plástico creado a partir de residuos plásticos reciclado (Plastic Europe, 2022).
 
Según datos de WWF, España está vertiendo al día más de 126 toneladas de plásticos al Mediterraneo (National Geographic, 2022). Nuestro mar se está convirtiendo en uno de los más contaminados del planeta con niveles de plásticos semejantes a los de las grandes islas de plástico localizadas en el Océano Pacífico, Océano Atlántico o el Índico. Ello es debido a sus costas densamente pobladas, con intensas rutas de transporte marítimo recreativo y mercante, con un elevado aprovechamiento de recursos pesqueros, convirtiéndose en palabras de WWF, en la gran trampa de plástico (WWF, 2018).
 

¿Cómo llega el plástico al mar?

 
La pregunta más común es pensar como llega todo ese plástico al mar, se estima que el 80% se genera en el medio terrestre, procedente del vertido de aguas residuales sin tratar o sometidas a tratamientos poco óptimos a barrancos y ríos; del abandono de residuos en vertederos incontrolados; la incorrecta separación y gestión de los residuos en los pueblos y ciudades; el uso del inodoro como si fuese una papelera donde se vierten diferentes productos de higiene personal, etc. Estas aguas residuales, si no se someten a correctos procesos de depuración las partículas en suspensión presentes en ellas acaban llegando al mar a través de los emisarios submarinos o a través de ríos y barrancos.
 
Ha este hecho hay que añadir transportes de partículas durante los fenómenos torrenciales consecuencia del arrastre de gran cantidad de enseres y residuos a consecuencia de la escorrentía, los cuales al desembocar en el mar provoca una elevada entrada de fragmentos plásticos en el mismo. 
 
El restante 20% procede de la propia actividad náutica y pesquera, es decir, residuos que se liberan directamente en el mar de manera intencionada o accidental. El vaciado de los tanques de aguas residuales de los barcos, el vertido directo desde embarcaciones, abandono de artes de pesca, accidentes de navíos de transporte como ha ocurrido en Galicia con los pellets, son de ejemplos de fuentes de entrada de basura plástica en el medio marino.
 
Una vez allí, se distribuirá en todos los compartimentos ambientales del ecosistema en función de su peso y tamaño: en la superficie del agua, en la columna de agua, depositándose en el sedimento marino o en las costas. Las corrientes marinas arrastraran estas partículas por los océanos y mares al estar todos ellos interconectados entre sí, ocasionando que haya presencia de residuos plásticos en lugares remotos del planeta donde no hay presencia de asentamientos humanos, como es el caso del hielo ártico y antártico. Este mecanismo de distribución oceánica provoca también la acumulación en el centro de los giros oceánicos del planeta formando lo que se conoce como “islas de plásticos”, siendo la de mayor tamaño y densidad de partículas la localizada en el océano Pacífico norte.
 
Todo ello, lleva años ocasionando grandes impactos en los ecosistemas fluviales, marinos y costeros, no olvidar que en el 2018 la palabra del año fue microplásticos. Desde hace casi una década se llevan publicando estudios sobre la presencia de esta tipología de contaminantes en el medio marino. Algunos de ellos ya estiman que prácticamente todas las especies marinas han entrado en contacto con alguna tipología de residuos procedentes de la basura marina.
 
Cuanto más pequeño sea el tamaño del plástico más número de organismos pueden interaccionar con él, provocando que la base de la cadena trófica marina, concretamente el zooplancton de tamaño microscópico, hasta los más grandes como ballenas, tortugas, tiburones, orcas están interaccionado con estos residuos antrópicos. Algunos confunden los residuos con su propia comida y los ingieren, acumulándose en su sistema digestivo y muriendo por intoxicación o por inanición. Otros quedan atrapados entre ellos y mueren de agotamiento o por estrangulamientos.
 
Al final de esta cadena trófica nos encontramos nosotros que nos alimentamos de recursos pesqueros que pueden contener en su sistema digestivo estos micro residuos, muchas veces, difíciles de ver a simple vista, pueden acabar ingiriéndolo en la dieta, transformándose en un problema de salud pública del cual desconocemos aún sus repercusiones.
 
Además, algunos estudios ya están identificando a los microplásticos como vectores transmisores de enfermedades al adherirse a su estructura microorganismos patógenos presentes en las aguas, o también problemas de bioacumulación de contaminantes químicos como metales pesados, al adsorberse a la superficie de estas partículas.
 
Aunque las imágenes de las costas gallegas son muy alarmantes, las costas valencianas también sufren el impacto de deposiciones de microplásticos sobre todo durante los temporales de levante, debido a que existen en el mar mediterráneo elevadas densidades de microplásticos en la actualidad.
 
 
FUENTE: N.Felis. Residuos depositados por el mar en la costa tras el temporal Gloria (2020)
 
Conocer la situación concreta del Golfo de Valencia en relación con la contaminación por microplásticos ha sido uno de los objetivos del Instituto de Investigación para la Gestión Integrada de zonas Costeras de la Universidad Politécnica de Valencia, concretamente en la Escuela Politécnica Superior de Gandia, iniciándose el estudio en el año 2018. Este primer estudio ya constató que los puntos con mayores densidades coinciden con las áreas de influencia de las desembocaduras fluviales de la zona, el río Júcar y río Serpis, canales de entrada de gran cantidad de residuos de origen terrestre. Mientras que las menores densidades se encuentran en las zonas más alejadas de la influencia de estas escorrentías superficiales y con menor afluencia turística en sus costas (N.Felis, 2018).
 
En cuanto a las playas de la zona de estudio presentan niveles de microplásticos en órdenes de magnitud muy parecidas a las obtenidas en estudios recientes en otras playas de la Península Ibérica y Canarias.
 
La presencia generalizada de este contaminante en los ecosistemas marinos y costeros plantea la urgencia en la adopción de medidas tanto gubernamentales como título particular para mitigar la presencia de basura marina en mares y océanos. Colaborar en ello es el principal objetivo que fundamentó la creación de la Asociación Española de Basuras Marinas en 2014, además de colaborar con diversas universidades del territorio español y con diferentes asociaciones para compartir información y aunar esfuerzos para mitigar este problema.
 
Eliminar los residuos de la superficie o del fondo de mares y océanos es una tarea técnicamente compleja, en algunos lugares como las fosas oceánicas, es prácticamente imposible además de ser muy costosa económicamente.  Si nos planteamos que podemos hacer, hay que pensar en la actitud que tenemos en nuestro día a día con respecto al consumo de productos plásticos y la gestión de los residuos que producimos en casa, en el trabajo, en el colegio, en el lugar de vacaciones.
 
Hay que consumir lo necesario, reduciendo al máximo el consumo de embalajes y, sobre todo, aquellos que son envases de un solo uso.  Y cuando se transforme en residuo, proceder a pensar: ¿puedo reutilizarlo?, ¿puedo repararlo?, ¿puedo separarlo y depositarlo en un contenedor selectivo para su posterior reciclaje?
 
Hemos de pasar de una economía lineal: producen-consumo-tiro, a una economía circular donde todo lo que consumo tengo que buscar una segunda vida y si no la tiene, separarlo para reciclarlo y que vuelva a transformase en materia primar para otro producto. No se tiene que demonizar al plástico, hemos de pensar que nos ha mejorado la calidad de vida en todos los ámbitos, pero sí que tenemos que racionalizar y optimizar su consumo y mejorar la gestión del residuo.
 
Son nuestros residuos, y por lo tanto, son nuestra responsabilidad. Todos juntos podemos poner nuestro grano de arena para reducir la entrada de estos residuos al mar. Pequeñas acciones en nuestro día a día suman grandes cambios.
 

Referencias

 

Fuente innovacion.upv.es


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