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Los laboratorios de drogas urbanos delatados por las redes de alcantarillado


22/04/2020

I+D+i
Los laboratorios de drogas urbanos delatados por las redes de alcantarillado

 

  • En el alcantarillado hay una miríada de pequeñas partículas, compuestos orgánicos, sustancias químicas, bacterias y otro tipo de elementos que plantean problemas de filtración, así como de sensibilidad
 
Gran parte de las drogas ilegales de tipo anfetamínico en Europa se producen en instalaciones relativamente grandes camufladas en las ciudades europeas, una tendencia que además está aumentando. Pero, pronto, un innovador «topo» de alcantarillas podría ayudar a las autoridades a encontrarlas.
 
Los estimulantes de tipo anfetamínico son la segunda droga estimulante más consumida en Europa hoy en día, muy por delante de la cocaína en algunos Estados miembros.
 
 
Además de las implicaciones sociales, la producción de estos estimulantes constituye un importante riesgo para la salud y la seguridad, incluso de quienes no los consumen.
 
Las sustancias químicas empleadas para su fabricación pueden provocar incendios y explosiones, y la mayor parte de los residuos de la producción suele verterse en el sistema público de alcantarillado, con graves riesgos para la salud y el medio ambiente. Todas estos vertidos ilícitos relacionados con los estimulantes de tipo anfetamínico podrían ser una mina de oro para las fuerzas de seguridad.
 
El innovador proyecto microMole, financiado con fondos europeos, se propuso aprovecharlos en pro del interés público. Tal como explica el coordinador del proyecto, Fernando Solano, «nuestro objetivo era diseñar y desarrollar un dispositivo piloto para la detección automática de la producción de anfetaminas en entornos urbanos a través de la red de alcantarillado que sirviese de ayuda a las fuerzas de seguridad».

 

Las redes de alcantarillado brindan un escondite comparable con las junglas latinoamericanas

 
La simplicidad del concepto no se refleja en los numerosos desafíos técnicos que planteó el desarrollo del dispositivo, teniendo en cuenta el complicado y hostil entorno que son las alcantarillas urbanas.
 
En el alcantarillado hay una miríada de pequeñas partículas, compuestos orgánicos, sustancias químicas, bacterias y otro tipo de elementos que plantean problemas de filtración, así como de sensibilidad.
 
El curso de agua, los sedimentos, los materiales de los tubos circundantes y la tierra pueden atenuar rápidamente la transmisión inalámbrica. Mantener el dispositivo en funcionamiento en las profundidades del agua de las alcantarillas tampoco es tarea fácil, pero sí crucial para la recuperación, el análisis y la transmisión continuos de datos.
 
MicroMole reunió a grandes ingenieros y expertos de la industria, a las fuerzas de seguridad e incluso a abogados con un conocimiento profundo sobre la obtención de pruebas legales y las acciones penales para alcanzar los objetivos. Un sistema de microfluídica activo permitió superar las obstrucciones y reducir el tiempo de obtención de muestras, así como eliminar la contaminación cruzada durante la recogida de muestras.
 
La autonomía se incrementó con pilas adicionales y reduciendo el consumo energético a través de soluciones innovadoras para la supervisión remota con consumo reducido; todo ello contribuyó a superar los desafíos de alimentación y comunicación de datos a lo largo del tiempo desde las profundidades de las aguas de un sistema de alcantarillado urbano.
 
Entre las innovaciones destacan unos microcontroladores de bajo consumo energético y novedosos algoritmos para la compresión de datos y la programación de la transmisión inalámbrica. El equipo tuvo que superar un último obstáculo: la introducción del sistema en pequeñas tuberías de difícil acceso para los humanos.
 

Colocar el «topo» en el meollo del asunto

 
El prototipo es un conjunto de tres anillos huecos que se acopla en las paredes de una tubería para evitar obstruir el flujo de aguas residuales.
 
Un robot rastreador, con la patente en tramitación, lleva el sistema a través de las pequeñas tuberías y, después, lo monta e instala en un punto fijo del sistema de alcantarillado.
 
Tal como resume Solano: «Tuvimos que superar numerosos desafíos técnicos: una red inalámbrica que funcione en el entorno de las alcantarillas, la identificación de una sustancia química en una muestra que contiene un poco de todo y su colocación en un pequeño espacio sin obstruir el flujo de aguas residuales… ¡y lo logramos!».
 
El dispositivo piloto demostró la viabilidad de la supervisión inalámbrica de los residuos en el alcantarillado y los resultados ya se están aprovechando en el marco del proyecto SYSTEM, también financiado con fondos europeos.
 
El dispositivo posee un potencial de gran calado para la salud y seguridad públicas y medioambientales, puesto que no solo detectará actividades relacionadas con estupefacientes, sino también el vertido ilícito de muchos tipos de sustancias químicas peligrosas.
 
 
 

Fuente cordis.europa.eu


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