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La desalinización, una de las soluciones para garantizar parte del suministro de agua cuando los embalses bajan de nivel

08/02/2018

La desalinización, una de las soluciones para garantizar parte del suministro de agua cuando los embalses bajan de nivel



Autor: Agencia Catalana del Agua

Blog: aigua.blog.gencat.cat

 
Los últimos dos años hidrológicos (2015-16 y 2016-17) han sido, por lo general, muchos secos en Cataluña. Afortunadamente, los pocos episodios de lluvias que se han producido han servido para incrementar, en parte, las reservas de la mayoría de embalses de las cuencas internas. 
 
Sin embargo, desde la primavera de este año no se han registrado lluvias cuantiosas en las cabeceras de los ríos, lo que ha provocado el descenso lento pero continuado de las reservas. La aportación de la desalinización , junto con el aumento de las extracciones de agua subterránea en el delta del Llobregat, está haciendo posible que el descenso de reservas naturales sea más lento.
 
La desalinización siempre ha sido una tecnología controvertida, con defensores y detractores. Para los que valoran sus ventajas, consideran que son instalaciones que nos permiten tener agua potable de calidad sin depender de las lluvias, aunque los volúmenes que pueden generar no llegan a una quinta parte del consumo doméstico. 
 
Para aquellos que destacan sus inconvenientes, consideran que es una tecnología que tiene un coste energético significativo, aunque hay que recordar que el consumo actual de energía de estas plantas es unas 19 veces inferior al que tenían hace 40 años.
 
Un hecho es seguro: aportan agua y se erigen como una solución preventiva y de apoyo en períodos de sequía, pero no son suficientes en caso de persistir la falta de lluvias, ya que su aportación máxima es del 20% del consumo de agua de la red Ter-Llobregat.
 

La técnica de la balanza

 
Las imágenes mentales funcionan muy bien. Imaginemos que tenemos una balanza. En uno de sus dos extremos ubicamos el agua de los embalses y en el otro las desalinizadoras. Cuando las reservas de nuestros pantanos comienzan a bajar, gana peso el agua producida en las desalinizadoras y viceversa. Por lo tanto, la gestión de estas infraestructuras responde a unos criterios de sostenibilidad ambiental y económica y formando parte de una gestión equilibrada y flexible de los recursos hídricos de los que disponemos.
 
 
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En Cataluña hay actualmente dos plantas desalinizadoras activas: la del Llobregat , inaugurada en 2009 y considerada la planta de este tipo más grande de Europa destinada al abastecimiento doméstico, y la de la Tordera, inaugurada en 2002 y ampliada en 2010. La primera de ellas tiene una capacidad de producción de hasta 60 hm3/año (el consumo de agua de unos tres meses para más de cinco millones de habitantes) y, en condiciones de normalidad con los embalses llenos, produce al mínimo, al 10%. 
 
Aunque de manera esporádica, la planta ha incrementado su producción, en las últimas semanas está funcionando al 70%, teniendo en cuenta que las reservas del sistema Ter-Llobregat están por debajo del 50%. En las próximas semanas, si las reservas siguen bajando, la desalinizadora incrementará su producción.
 

La doble función de la desalinizadora del Tordera

 
En el 2002 se puso en servicio la primera desalinizadora catalana, la del Tordera. Su construcción respondía a disponer de una nueva fuente de abastecimiento en una zona (norte del Maresme y sur de la Selva) que abastecía únicamente del acuífero del Tordera. 
 
Esta masa de agua, a raíz de las necesidades de una zona con una marcada afluencia del turismo, estaba sobreexplotada y en riesgo de salinizarse. Con la puesta en servicio de la desalinizadora, que tenía una capacidad de 10 hm3 / año, se garantizaron las demandas de la zona y hacer posible la recuperación del acuífero.
 
Con la sequía de 2007 y 2008 se decide duplicar la capacidad de la planta (20 hm3/año) y, además, conectarla con la potabilizadora de Cardedeu para poder aportar agua al área de Barcelona. En las últimas semanas, la desalinizadora del Tordera está funcionando al 75% (habitualmente produce al 20-25% de su capacidad), haciendo posible garantizar las demandas de la zona sin perjudicar el estado del acuífero del Tordera y también aportar agua hacia el área de Barcelona.
 
 
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En el futuro, se plantea ampliar de nuevo esta desalinizadora en 60 hm3 más, con el objetivo de reducir las extracciones del río Ter hacia Barcelona.
 

50 hm3 ahorrado los embalses

 
Con el agua producida por las desalinizadoras en los últimos años, se ha evitado extraer los embalses del Ter y del Llobregat unos 50 hm3. Por lo tanto, se evidencia la importancia de las desalinizadoras para ralentizar el descenso de reservas naturales y, al mismo tiempo, garantizar las demandas en periodos de sequía sin tener que aplicar medidas más restrictivas. Sin embargo, su aportación no resuelve todos los problemas y garantiza una quinta parte del suministro de agua en la región de Barcelona.
 
Por lo tanto, debe complementarse con otras medidas como el ahorro de agua, el consumo responsable, la extracción de aguas subterráneas y, por supuesto, el agua de la lluvia.
 

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