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Ríos FARMACIA y aguas residuales

27/03/2017

Ríos FARMACIA y aguas residuales


Lorenzo Correa Lloreda

Lorenzo Correa Lloreda

  • Autor del proyecto FUTURODELAGUA.COM
  • Executive & Life Coach por la Escuela Europea de Coaching (2011)
  • Master en Coaching con PNL por la AEPNL (2010)
  • Practitioner en Programación Neuro Lingüística (PNL), por la Asociación Española de PNL (2008)
  • Post grado en dirección y gestión ambiental, por la Fundación Abat Oliba (1998)
  • Ingeniero Civil, por la Universidad Politécnica de Madrid (1980)

Más artículos del autor

 
Ibuprofeno, aspirina, antidepresivos, hormonas y esteroides procedentes de pastillas anticonceptivas, son sustancias ya muy comunes en los ríos del mundo desarrollado y causan problemas en la reproducción de las especies al bajar las defensas de su sistema inmunitario
 
Los medios de comunicación nos bombardean día tras días con anuncios de medicamentos. El consumo de drogas es una realidad que no podemos obviar mirando hacia otro lado. De hecho, solo tenemos que mirar al río para saber que están con nosotros. Cada vez hay más personas que residen en ciudades, lo que provoca una un vertido de aguas residuales a los ríos, a las depuradoras urbanas o al mar, muy concentrado y de difícil neutralización antes de llegar al medio receptor.
 
 
¿Qué llega a las depuradoras urbanas además de aquello para lo que han sido diseñadas? 
 
Medicamentos y drogas. Las leyes ambientales de los países avanzados y las de los que ya están en vías de desarrollo, obligan a depurar cada vez mejor y a eliminar sustancias contaminantes ahora que antes no lo eran, porque ni siquiera podían ser detectadas por las herramientas de análisis, o directamente porque no existían. Tal es el caso de los medicamentos que ingerimos en cada vez mayor número
 
 
Cantidad y calidad. Si ponemos a España como ejemplo, hace no más de 90 años, el país (representado por los políticos que entonces decidían), se dotó de una administración del agua cuyo objetivo fue ordenar y gestionar el reparto equitativo de un recurso entonces abundante en algunas zonas y escaso en la mayoría. 
 
Para ello, hubo que modificar el paisaje y ello fue muy bien recibido por el paisanaje. Y Unamuno escribió un magnífico artículo periodístico respecto del país, paisaje y paisanaje. Uno de los “padres de la patria hidráulica”. Don Joaquín Costa, lanzó la frase lapidaria que sirvió de tiro de salida hacia la meta: “Domestiquemos los ríos con el freno de los diques y la cadena de los canales”. Hubo trabajo para más de medio siglo y lo pilotaron los ingenieros civiles, modificadores profesionales del paisaje fluvial. Se resolvió bastante (nunca del todo), el problema básico del reparto del recurso.
 
Y surgieron otros problemas, derivados de la modificación del paisaje, que preocuparon al país y al paisanaje: los derivados de la calidad. Treinta años más de trabajo para los ingenieros que construían depuradoras. Hasta hoy.
 
Lo que falta por resolver del problema del reparto cuantitativo, es conocido y genera conflictos mil. Pero el problema cualitativo, que va tomando protagonismo, que va creciendo y que tiene a otros profesionales que ya no son aquellos ingenieros modificadores del paisaje, llamados a resolverlo. Un abanico diverso y enorme de profesionales entre los que destacan químicos, biólogos, ambientólogos y farmaceúticos, con los médicos esperando al otro lado para certificar que un agua doméstica es potable y los psicólogos iluminando un fosco paisaje dominado por las sombras de la falta de motivación para vivir que nos llevan a abusar de los fármacos y/o de las drogas y a contaminar nuestras aguas.
 
 
¿Qué hay en el agua de raro, de no convencional, para preocupar a tan distinguidos profesionales? 
 
Restos de medicamentos. ¿Tantos? Parece ser que sí, porque contra el dolor, pastilla, contra la infección antibiótico, para el bienestar, farmacopea de laboratorio químico. Antiinflamatorios para la jaqueca, con un vasito de agua, remedio universal, todos lo usamos. Luego al baño y…ya saben lo que comienza al tirar de la cadena: la  amenaza para los peces, pues eliminamos a través de la orina una media de unas tres cuartas partes de la pastilla que nos quitó el dolor o nos devolvió algo de alegría y que servirá como “alimento” involuntario de la fauna acuática dulce y salada.
 
Ibuprofeno, aspirina, antidepresivos, hormonas y esteroides procedentes de pastillas anticonceptivas, son sustancias ya muy comunes en los ríos del mundo desarrollado y causan problemas en la reproducción de las especies al bajar las defensas de su sistema inmunitario.
 
Hay que añadir más productos que nos ayudan a estar más limpios y guapos, como champús (para humanos y perros) y maquillajes. Una solución está en dotar a las depuradoras urbanas de la capacidad de tratar aguas con estos productos, ya que ahora eliminan menos de la mitad de su carga contaminante. No es fácil, porque son productos de los que aún no se tiene muchos datos y además será caro y lento. Y ya soportamos bastantes gastos con los tratamientos “convencionales” para añadir algunos más. Cuando oímos a los políticos hablar de gestión “moderna” del agua, algunos echamos en falta en su elaborado discurso una mención a las nuevas certezas del agua que hacen que cada vez sea más caro y técnicamente complicado conseguir el objetivo que las leyes marcan y la ciudadanía exige. ¿De dónde saldrá el dinero para ello? ¿Cómo se pueden abaratar los costes reduciendo las emisiones contaminantes?  Eso está en sus manos.
 
Mientras tanto, podríamos hacer algo que sí está en nuestras manos, usando en la ducha estos productos con mesura y empleando los fármacos de una manera más razonable y eficaz, pues según la Organización Mundial de la Salud, el 50% de los fármacos son empleados de manera inapropiada.
 
En el caso de los medicamentos, ya hay propuestas en este sentido y no me resisto a dejar de reproducir aquí una de ellas, que he encontrado en la red: se trata de una blog con un título muy sugestivo...
 
“Más plantas y menos Prozac”
 
 

Reproduzco el inicio de su presentación
 
España es uno de los países donde más medicamentos tranquilizantes e hipnóticos se consumen. En general, cuando hablamos de este tipo de medicamentos nos referimos a las benzodiacepinas. La crisis económica, el poco tiempo que el médico de cabecera nos puede dedicar y la falta de psicólogos en atención primaria son algunas de las causas de este consumo tan elevado. Son medicamentos que, salvo casos específicos más graves, sólo deberían tomarse durante poco tiempo, de 2 a 4 semanas en el tratamiento del insomnio y hasta 12 semanas en caso de ansiedad.
 
Acabo recomendando su lectura para comprobar cómo partiendo de puntos de vista  diferentes, se llega a la misma conclusión, aportando una solución al alcance de todos, barata y eficaz que por una parte nos lleva a solucionar nuestros problemas de estrés y ansiedad de poca gravedad con el empleo de plantas naturales y por otro evita las consecuencias tan terribles antes citadas para nuestros ecosistemas acuáticos y, por supuesto, para nuestra salud y la de nuestras aguas.
 
Certeza del futuro del agua, una nueva componente a introducir en el debate de la gestión del siglo XXI. Cuanto antes, mejor. Sirva este post como aldabonazo en las conciencias de quien debe introducir estos temas en su discurso y de quienes podemos reducir el problema en su origen con nuestros adecuados comportamientos al respecto. Sí…más plantas y menos Prozac. ¡Felicidades por la idea!
 
 
Lorenzo Correa Lloreda
 
 

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Comentarios Publicar comentario
28/03/2017
Mas plantas y menos prozac escribió:
La QT, Calidad total, seria equivalente al buen estado ecológico de las masa del agua.
28/03/2017
Mas plantas y menos prozac escribió:
Totalmente deacuerdo con este articulo maravillosamente escrito y que como muy bien dice se suma a nuestra predica de utilizar las benzodiacepinas con moderacion e inteligencia. Gracias! Todos nos beneficiaremos de ello, y nuestra salud la primera! El agua es un bien basico para todos! Sin su riqueza y pureza estamos perdidos! La QT que tanto se prodiga empiece por ella! La cadena de la supervivencia esta servida.