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Microcontaminantes orgánicos en aguas residuales: ¿Cómo reducir su impacto medioambiental?

01/04/2024

Microcontaminantes orgánicos en aguas residuales: ¿Cómo reducir su impacto medioambiental?


Jorge García Ivars

Jorge García Ivars

  • Ingeniero del Agua
  • Departamento de Tecnologías de productos y procesos de AINIA

 


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"La revisión de la Directiva 91/271/CEE sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas persigue la introducción de nuevas normas para un tratamiento y control más eficientes de las corrientes hídricas residuales y, con ello, acercarse a los objetivos definidos por la Unión Europea de Contaminación Cero"
 
El agua es un bien público, de todos y para todos. La importancia del agua, como bien esencial, para el desarrollo y supervivencia de los seres vivos está fuera de todo debate, convirtiéndose en un recurso cada vez más escaso y empobrecido, así como desigualmente repartido, como puede verse en las zonas afectadas por el estrés hídrico, las cuales aumentan significativamente en España.
 
Así, la demanda de agua potable sigue su creciente incremento ligado intrínsecamente al crecimiento poblacional, al desarrollo económico, a la degradación ecológica y, como no, a los patrones de consumo.
 

Nuevas normas para un tratamiento y control más eficientes de las corrientes hídricas residuales

 
Como una de las acciones frente a este problema, la revisión de la Directiva 91/271/CEE sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas (Enmiendas aprobadas por el Parlamento Europeo el 5 de octubre de 2023 sobre la propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas (versión refundida) (COM(2022)0541 — C9-6363/2022 — 2022/0345(COD)) (europa.eu) persigue la introducción de nuevas normas para un tratamiento y control más eficientes de las corrientes hídricas residuales y, con ello, acercarse a los objetivos definidos por la Unión Europea de Contaminación Cero.
 
Por tanto, puede considerarse que esta revisión actualiza la Directiva ampliando su alcance y ámbito de aplicación, resaltando la implicación del sector del ciclo integral del agua y el tratamiento de aguas residuales como actor importante en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y definiendo, con ello, un plazo para que el sector alcance la neutralidad energética.
 

Ampliación de la responsabilidad del productor en el tratamiento de aguas residuales

 
Esto, a su vez, conllevaría a una ampliación en cuanto al régimen de responsabilidad del productor que involucra todavía más a estas partes interesadas en el tratamiento de aguas residuales, fomentándose así una contribución más equitativa al tratamiento de aguas residuales de los sectores más contaminantes (tanto por volumen como por carga contaminante) para garantizar un agua depurada de calidad que sea útil para la restitución de medios y ecosistemas receptores o la reutilización de dichas aguas depuradas (como, por ejemplo, se indica en el Reglamento UE 2020/741 del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de mayo de 2020 relativo a los requisitos mínimos para la reutilización del agua).
 
Entre las diversas propuestas de modificación que incluyen:
 
  • Obligatoriedades en la introducción de tratamientos secundarios (biológicos), terciarios (eliminación de nitrógeno y fósforo) y cuaternarios (gran espectro de microcontaminantes).
     
  • La extensión del principio “quien contamina, paga” lleva a que los productores de compuestos farmacéuticos y cosméticos (aunque no exime a otras industrias como la textil o la química) tengan que soportar, como mínimo, el 80 % de los costes asociados a estos tratamientos adicionales (ya que van destinados preferiblemente a los contaminantes generados en su actividad industrial), permitiendo cierta flexibilidad a la manera de cubrir los costes restantes.
     
  • Esto también lleva el cargo ligado a los costes de recogida, gestión y verificación de datos sobre los productos introducidos en el mercado.
 

Los microcontaminantes orgánicos, un gran problema medioambiental

 
Para ello, debe prestarse especial atención a los microcontaminantes orgánicos. Estos contaminantes poseen un origen sintético principalmente y han sido diseñados para la mejora de nuestros estándares de salud humana y desarrollo económico.
 
Ejemplos de estos microcontaminantes serían fármacos, productos cosméticos, tensioactivos/detergentes, plaguicidas/pesticidas/fungicidas, subproductos de desinfección o fertilizantes químicos, entre otros.
 
Estos microcontaminantes están claramente detectados en los sectores previamente identificados, ya no solo por su medición directa sino también por parámetros indirectos o subrogados que indican claramente su presencia y, por tanto, su control.
 
Sin embargo, estos compuestos (y sus metabolitos) no son degradados en estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) convencionales y son liberados al medio ambiente de diferentes formas, pudiéndose encontrar en suministros de agua potable, aguas superficiales y subterráneas, suelos y sedimentos y en aguas residuales de diversos orígenes (industriales, agrícolas y domésticas).
 
Estudios han demostrado que incluso pueden presentar mayor toxicidad y reactividad en su vertido. Su incidencia en matrices hídricas suele presentarse en concentraciones muy pequeñas (en torno a ng/L y, en mayor medida, μg/L o partes por billón, ppb), por lo que el riesgo potencial asociado con su vertido y las posibles interacciones que puedan sucederse con organismos vivos son un gran problema medioambiental para las comunidades científicas nacionales e internacionales, centros tecnológicos, administraciones públicas y agencias reguladoras de todo el mundo.
 

Soluciones innovadoras para reducir el impacto medioambiental de la industria cosmética, farmacéutica y textil

 
En este último punto, AINIA colabora con empresas de la industria cosmética, farmacéutica y textil en la implementación de soluciones innovadoras con el fin de reducir el impacto medioambiental de sus actividades, especialmente en términos energéticos, hídricos y huellas ambientales.
 
Para ello, distintas acciones proyectadas y ejecutadas en dichos sectores son:
 
  • El incremento de la eficiencia de parte de sus procesos de producción y limpieza mediante la introducción de tecnologías con gran recorrido (p.ej. microencapsulación).
     
  • La digitalización en los procesos o la obtención de compuestos de valor añadido para el desarrollo de nuevos productos.
     
  • La optimización y mejora en la limpiabilidad en equipos, instalaciones y procesos.
     
  • La minimización del consumo de agua a través del reciclaje y recirculación de aguas internas.
     
  • Implementación de planes de depuración, regeneración y reutilización de aguas industriales (internos de la empresa) conforme a la legislación vigente y a las recomendaciones incluidas en las Guías MTDs y BATs sectoriales.
     
  • La introducción de valorización integral de residuos tanto líquidos como sólidos a través del concepto de biorrefinería / biofactoría.

 

Jorge García Ivars

 


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