Para garantizar el comportamiento y calidad de la fabricación de las pequeñas plantas de tratamiento de aguas residuales procedentes de construcciones aisladas en las que no exista alternativa de tratamiento colectivo, es necesario establecer un conjunto de criterios homogéneos que permitan controlar los criterios de diseño, el control de calidad de los materiales utilizados en su fabricación, medir la eficiencia hidráulica y del propio tratamiento de depuración así como demostrar su comportamiento estructural. Con esos objetivos se han ido desarrollando numerosos estándares en Europa y Estados Unidos, principalmente, de forma que puedan establecerse unos requisitos para los citados productos.

 

A finales de los 80 entró en vigor la Directiva de los Productos de la Construcción, que ha sido el referente hasta hace un lustro. Entre los productos de la construcción afectados por la Directiva se encontraban enmarcadas las pequeñas plantas depuradoras de aguas residuales de hasta 50 habitantes equivalentes. En 2011 se aprobó su actualización, el “Reglamento de Productos de la Construcción” (305/2011/CEE) que establece un conjunto de criterios que estos productos deben satisfacer para ser comercializados en el territorio de la Unión. Entre varios aspectos establece que los productos han de exhibir la marca “CE” en su etiquetado y que al consumidor final ha de proporcionarse lo que se denomina “Declaración de prestaciones”. Además, establece la forma en la que cada producto de la construcción va a ser evaluado y mediante qué norma debe serlo.

 

En el caso de las pequeñas plantas depuradoras de aguas residuales, las normas de referencia en la Unión Europea son las de la familia 12566. La 12566-1 es específica para fosas sépticas. La 12566-3, para pequeñas plantas depuradoras que traten efluentes sin depurar. La 12566-4, para fosas sépticas montadas en su destino. La 12566-6 se aplica a plantas de tratamientos de efluentes de fosas sépticas y, finalmente, la 12566-7 se aplica a plantas destinadas al tratamiento terciario. Todas las normas son de aplicación a plantas de hasta un máximo de 50 habitantes equivalentes; por encima de este valor no es de aplicación ni es exigible, por el momento, la presencia de marcado CE.

 

Los fabricantes, comercializadores o distribuidores han de obtener la documentación necesaria para marcar sus equipos de forma previa a su comercialización. De acuerdo a las normas de referencia, dos son las cuestiones que han de realizar estos actores para exhibir la marca CE en sus productos: por un lado, controlar la producción en fábrica; por otro, realizar lo que se denomina en el Reglamento de Productos de la Construcción “ensayos de tipo inicial”.

 

Los ensayos de tipo inicial deben ser realizados por laboratorios de ensayo acreditados pertenecientes a un “organismo notificado”. Esto quiere decir que es una tercera parte competente para realizar las tareas correspondientes, designado por los estados miembro de la Unión de entre los organismos de su territorio y que son notificados por cada estado a la Comisión. Los organismos notificados son organismos independientes, sin vinculación con los fabricantes, que emiten informes de ensayo neutros, sin establecer comparaciones con otros productos ni en base a un baremo preestablecido. En el caso que nos ocupa, para las plantas depuradoras de aguas residuales de hasta 50 habitantes equivalentes se requieren los siguientes:

 

 

 

Desde 2010, CENTA viene realizando el ensayo de eficiencia de depuración a numerosos fabricantes de este tipo de equipos. Se trata de un ensayo que tiene una duración mínima de 38 semanas, más el periodo de puesta en marcha consignado por el fabricante.

 

Durante el periodo de ensayo se sigue un riguroso protocolo, que consiste en someter al equipo una secuencia normalizada de condiciones variables de caudal hidráulico y alimentación eléctrica: caudal nominal (definido por el fabricante), caudal reducido, sobrecarga hidráulica, con corte de suministro eléctrico y con corte de caudal influente, periodos todos ellos combinados entre sí durante el periodo de ensayo. Además, durante todo el ensayo deben controlarse escrupulosamente los caudales influentes diarios en periodos de tiempo definidos por la norma, de forma que la curva de distribución de caudal se asemeja a la curva de caudales típica de efluentes domésticos. Al finalizar el ensayo, el laboratorio emite un informe en el que se consignan las condiciones operativas en las que ha trabajado el equipo, los resultados obtenidos en forma de porcentajes de reducción de materia orgánica y sólidos en suspensión totales en cada una de las secuencias de operación, el consumo energético, si ha existido deterioro físico del equipo, las operaciones de mantenimiento que haya sido necesarias realizar, etc.

 

Con los resultados obtenidos, el representante del fabricante del equipo puede proceder al etiquetado y elaboración de la declaración de prestaciones del equipo, de acuerdo a las instrucciones que proporciona la norma de referencia.

 

Para finalizar, es necesario remarcar que el marcado CE no es una marca de calidad ni implica, por tanto, que el producto ofrece unas garantías o prestaciones de calidad “extra”. El marcado CE es una garantía del cumplimiento de unos requisitos mínimos relacionados con la seguridad y un requisito legal imprescindible para que se puedan comercializar este tipo de equipos para el tratamiento de las aguas residuales.

 

 

Más información sobre el Marcado CE en www.centa.es

 

Guillermo J. Solís Sastre