A lo largo de este análisis, abordamos los pilares fundamentales del nuevo reglamento, estructurados en los siguientes artículos:
Sin embargo, aún quedan muchos aspectos por explorar que, en el transcurso de la aplicación práctica de la norma, seguirán desarrollándose y adquiriendo mayor claridad. Es fundamental profundizar en aspectos económicos, como el coste de la reutilización, así como en aspectos tecnológicos, analizando qué tecnologías resultan más adecuadas para cada tipo de uso.
Cuando hablamos del concepto de barrera, nos referimos a un mecanismo de protección diseñado para impedir que elementos no deseados ingresen o salgan de un sistema. De manera intuitiva, este término evoca la idea de resguardar y preservar la integridad del sistema en cuestión.
Históricamente, el suministro de agua potable ha sido el primer ámbito donde se ha aplicado este principio de protección. Sin embargo, el agua regenerada, al constituir una nueva fuente hídrica, requiere un enfoque similar para garantizar su seguridad y calidad. La aplicación del enfoque de barreras múltiples en la reutilización del agua sigue los mismos principios que en el agua potable, con el objetivo de minimizar riesgos y asegurar su uso seguro.
Este concepto no es nuevo; ya a principios de los años 2000, Australia reconocía la importancia de las barreras en la gestión del agua potable, integrándolas como un pilar fundamental en sus estrategias de seguridad hídrica. (Australian Drinking Water Guidelines, 2002)
Existen cinco tipos principales de barreras en el tratamiento y distribución del agua potable:
Cada barrera por sí sola no es completamente eficaz, por lo que la combinación de varias barreras con modos de fallo independientes, es fundamental para minimizar los riesgos y garantizar la seguridad del agua potable (Walkerton Inquiry, 2002).
Las primeras referencias a este enfoque aplicado al agua regenerada se encuentran en documentos como:
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Las Directrices de la OMS (2006, 2016) sobre el uso seguro de aguas residuales, que introducen la Evaluación Cuantitativa del Riesgo Microbiológico (QMRA) y el uso de barreras múltiples para garantizar la inocuidad del agua regenerada.
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Normas ISO 16075-2:2020, que detallan el desarrollo de proyectos de riego con agua residual tratada y establecen métodos de validación de barreras basados en la reducción logarítmica de patógenos. Esta norma es fundamental, ya que tanto el Reglamento 741/2020 como el RD1085/2024 están basadas en ella.
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Las Directrices de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA, 2012) y las Directrices Australianas para el Reciclaje del Agua (NRMMC-EPHC-AHMC, 2006), que abordan la seguridad del agua regenerada a través de sistemas de tratamiento y monitoreo con enfoque multibarrera.
El concepto de Multibarreras. Bases de este concepto desde el mundo de la agricultura de regadío
Como he dicho en anteriores artículos, el reglamento europeo, a pesar de ser para el ámbito agrícola, ha marcado completamente el desarrollo del RD 1085/2024. Muchos de los aspectos desarrollados en este reglamento de aplicación directa, han sido posteriormente transpuestos a nuestra normativa en el RD 1085/2024 para otros usos diferentes al agrícola.
Para ampliar el rango de aplicaciones en las que se puede utilizar agua regenerada con diferentes calidades, se ha desarrollado el concepto de barreras múltiples. Este enfoque permite minimizar los riesgos asociados al uso del agua regenerada en diversos sectores, incluyendo riego agrícola, riego urbano, usos industriales, recreativos o destino ambientale, tal como establece el Real Decreto 1085/2024.
En este sistema de reutilización, donde existen diferentes tipos de operaciones, permiten implementar barreras técnicas y no técnicas diseñadas para reducir el riesgo total derivado de contaminantes microbiológicos, químicos y físicos presentes en el agua regenerada. La eficiencia y efectividad de cada barrera se debe poder evaluar, supervisar y controlar en los Puntos Críticos de Control (CCP), para poder asegurar que el agua regenerada cumple con los estándares de calidad exigidos para cada uso específico.
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Los posibles puntos de ubicación dentro del sistema de reutilización son los conocimos como puntos de transición, denominados también sub-sistemas o elementos, cuya función es minimizar el riesgo de exposición al agua regenerada en distintos usos, asegurando que no represente una amenaza para la salud humana, animal o el medio ambiente. Dependiendo de la aplicación específica, estas barreras pueden reducir el contacto directo o indirecto con el agua regenerada, ya sea en usos agrícolas, urbanos, industriales, otros usos o destino ambientales.
Como referencia para la implementación de barreras en el agua regenerada, la Sección 4.3 de la norma ISO 16075-2 establece medidas específicas para minimizar la contaminación microbiana en la cadena de producción agrícola del regadío. Aunque esta norma está enfocada en la reutilización del agua en riego agrícola, sus principios pueden extrapolarse a otros usos, adaptando las barreras necesarias en función de los riesgos específicos de cada aplicación.
Tal como se indica en la Sección 4.3 de la norma ISO 16075-2, existen barreras adicionales que pueden implementarse para minimizar la contaminación microbiana en la cadena de producción agrícola del regadío a partir del uso de agua regenerada, entre las cuales se incluyen:
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Desinfección adicional del agua tratada.
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Separación física o instalación de barreras físicas (por ejemplo, láminas resistentes a la luz solar, acolchado) entre el agua regenerada y los cultivos.
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Riego por goteo subterráneo para evitar que el agua regenerada ascienda por capilaridad hasta la superficie del suelo.
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Interrupción del riego antes de la cosecha, permitiendo la reducción natural de patógenos microbianos.
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Desinfección de los cultivos tras la cosecha.
Entre los grupos de personas potencialmente expuestas, se debe prestar especial atención a los consumidores de los productos irrigados, quienes ingieren directamente los alimentos. Si bien la calidad del agua utilizada en el riego es un factor determinante, no es la única variable que garantiza la seguridad sanitaria de los consumidores.
Ciertas características de los cultivos pueden reducir el riesgo de ingestión de patógenos microbianos, por ejemplo, si el alimento se consume cocinado o después de ser pelado. Considerando estos aspectos, se puede utilizar agua de menor calidad para el riego de determinados cultivos sin comprometer la seguridad del producto final.
Entre estos factores se incluyen:
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Frutas con piel no comestible, como cítricos, plátanos y frutos secos (ej. almendras, nueces), que protegen la parte comestible del contacto con patógenos.
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Cultivos que siempre se cocinan antes del consumo, como las patatas, donde el calor elimina la posible carga microbiana.
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Frutas y cereales que pasan por un tratamiento térmico intenso antes de ser ingeridos, como el trigo, que se somete a procesos de molienda y cocción que destruyen microorganismos.
"Al considerar estos aspectos, es posible optimizar el uso del agua regenerada, pudiendo asignar calidades de agua más bajas a cultivos cuya preparación posterior garantice la seguridad sanitaria"
La FAO/OMS (2019) publicó un informe en el que identifica opciones para la mitigación de riesgos, evaluando su eficacia cualitativa en cultivos regados con agua regenerada. Las medidas sugeridas representan una forma sencilla de aplicar el concepto de multibarreras, incluso en sistemas de reutilización pequeños y medianos, e incluso en contextos de bajos ingresos.
Las medidas identificadas se agrupan según su nivel de efectividad:
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Con alta efectividad: como pueden ser el cocinar las hortalizas, o el cambio de tipología de riego de superficial a subterráneo.
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Con efectividad moderada: como pueden ser no recoger en 2-3 días, el pelado de productos frescos o el lavar con agua potable y desinfectante los elementos de una ensalada.
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Con efectividad adicional, pero limitada: Balsas de tratamiento agrícola por un periodo de mas de 18 horas, riego en surge, filtración del agua antes del riego, lavar las ensaladas, etc.
Estas medidas ejemplifican el principio de barreras múltiples, es decir, la posibilidad de combinar medidas que, por sí solas, pueden tener una efectividad limitada, pero que se vuelven altamente efectivas cuando se aplican en conjunto.
Las barreras en el marco de la reutilización del agua en España
Una vez definido el concepto de barrera, su origen en el ámbito del agua potable, y su funciones, dónde se aplican y su misión, es posible entrar en estos conceptos dentro de las propias normativas que definen el marco legal de uso de aguas regeneradas. Como he indicado antes, por un lado tenemos el Reglamento Europeo 741/2020, que sentó las bases que posteriormente se han materializado en el RD 1085/2024, y como puede comprobarse, las definiciones son prácticamente las mismas.
Barreras en el contexto del Reglamento (UE) 2020/741
En el contexto del Reglamento (UE) 2020/741, las barreras se definen como cualquier medio, ya sea físico, químico o de proceso, destinado a reducir o eliminar riesgos en la reutilización del agua. Estas barreras pueden actuar en diferentes etapas del proceso de tratamiento y distribución del agua regenerada, asegurando que se alcance un nivel de calidad adecuado para su uso en riego agrícola.
Las barreras pueden incluir:
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Protección de la fuente: Mantener el agua cruda lo más limpia posible para reducir la carga de contaminantes antes del tratamiento.
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Tratamiento del agua: Aplicación de múltiples procesos como filtración, desinfección (cloración, ozonización, radiación UV), entre otros.
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Seguridad en la distribución: Garantizar que el sistema de distribución no permita la recontaminación del agua tratada.
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Monitoreo y control: Implementación de programas de vigilancia que permitan detectar y corregir desviaciones de calidad del agua.
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Medidas correctivas y respuestas ante emergencias: Protocolos para gestionar fallos o incidentes que puedan comprometer la seguridad del agua.
El Reglamento (UE) 2020/741 vincula el uso de barreras con el Plan de Gestión de riesgo del agua regenerada, y esto se desarrolla en los artículos 5 y 6. Por un lado, artículo 5 introduce la necesidad de un Plan de Gestión del Riesgo del Agua Regenerada, donde se incluyen las barreras como un elemento clave para mitigar riesgos en la reutilización del agua y por otro lado el artículo 6 especifica que las condiciones del permiso de reutilización del agua deben considerar las barreras necesarias para garantizar la seguridad del agua regenerada. Las barreras adicionales indicadas en el Anexo I, Sección 2, se indica la posibilidad de poder usarla como elementos adicionales para poder emplear calidades peores para ciertos usos, como veremos más adelante. Esto es clave para poder tener la posibilidad de usar clases C o B, donde sea necesaria una clase A, usando estas barreras.
Además del propio reglamento, existe el Documento de Directrices de Aplicación del Reglamento (UE) 2020/741 es una guía técnica no vinculante elaborada para facilitar la correcta interpretación y aplicación del reglamento en los Estados miembros de la Unión Europea. Su objetivo principal es proporcionar criterios, ejemplos y herramientas prácticas para ayudar a las autoridades competentes, operadores de estaciones regeneradoras de aguas y otros actores implicados en la reutilización del agua a implementar los requisitos legales de manera efectiva.
En el análisis dentro de los elementos clave de la gestión de riesgo (Key Risk Management elements en inglés) en el KRM 7 es donde deben identificarse las medidas preventivas o las barreras (adicionales o ya existentes) que deben aplicarse a partes del sistema de reutilización del agua, a fin de limitar o mitigar cualquier riesgo detectado. Por ejemplo, métodos de control de acceso, tratamientos adicionales del agua o tecnologías de riego o barreras específicas, según indica el documento el documento de la Comisión Europea. (2022). Directrices para apoyar la aplicación del Reglamento 2020/741 relativo a los requisitos mínimos para la reutilización del agua (2022/C 298/01). Diario Oficial de la Unión Europea, C 298/1, 5 de agosto de 2022.
En este documento, en relación a la aplicación de las barreras, podemos profundizar en:
Anexo I, Sección 2: Establece los requisitos mínimos de calidad del agua regenerada para riego agrícola, indicando que si se utilizan barreras adicionales adecuadas, se pueden emplear aguas de menor calidad para ciertos usos
Anexo II: Describe los elementos clave de la gestión del riesgo, incluyendo las barreras como una estrategia para reducir riesgos en diferentes etapas del sistema.
Anexo IV: Proporciona ejemplos de cómo calcular el número y tipo de barreras necesarias en función del tipo de cultivo y las clases de calidad del agua regenerada.
Barreras en el contexto del RD 1085/2024
El concepto de barreras en el Real Decreto 1085/2024 se refiere a los mecanismos de protección implementados para minimizar los riesgos asociados al uso del agua regenerada, garantizando su seguridad para la salud pública, el medio ambiente y la sanidad animal. Estas barreras pueden ser físicas, químicas o biológicas, y su aplicación se basa en un enfoque de barreras múltiples, donde varias medidas de protección se combinan para evitar fallos en la calidad del agua.
El Real Decreto 1085/2024 establece la importancia de las barreras en varios artículos clave, donde se detallan su obligatoriedad y su aplicación dentro del Plan de Gestión del Riesgo del Agua Regenerada (PGRAR):
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Artículo 21: Plan de gestión del riesgo del agua regenerada. Este artículo establece la obligación de desarrollar un Plan de Gestión del Riesgo (PGRAR) para identificar, evaluar y controlar los posibles peligros asociados al uso del agua regenerada. En este contexto, las barreras se utilizan como una herramienta clave para reducir la exposición a contaminantes y garantizar la seguridad del agua.
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Artículo 22: Contenido del Plan de gestión del riesgo. Aquí se especifica que el PGRAR debe incluir barreras adicionales dentro del sistema de reutilización del agua. Estas barreras deben ser seleccionadas siguiendo las opciones establecidas en el Anexo III.D, garantizando así una reducción efectiva de los riesgos en función del uso final del agua regenerada.
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Artículo 23: Revisión del Plan de gestión del riesgo. Para asegurar que las barreras implementadas continúan siendo eficaces y adecuadas, este artículo obliga a revisar periódicamente el PGRAR. Esto permite realizar ajustes y mejoras en la estrategia de gestión del riesgo, asegurando la máxima protección en el uso del agua regenerada a lo largo del tiempo.
El desarrollo de este articulado, vienen incluidos en los Anexos I y III. En el anexo I: Requisitos de calidad del agua regenerada se indica cuales son los niveles de calidad del agua regenerada y las barreras necesarias para cumplir con cada nivel, en función de su destino (agrícola, urbano, industrial, etc.). Pero es en el Anexo III donde se habla de la Gestión del riesgo del agua regenerada en su apartado Parte D: Barreras para la reducción o atenuación de riesgos donde se especifica las posibles barreras de protección que pueden utilizarse y cómo se computan en términos de eficacia. También incluye una tabla de barreras acreditadas con su respectiva reducción logarítmica de patógenos. Estos ejemplos lo veremos más adelante.
Aquí quiero destacar que el Anexo III del Real Decreto 1085/2024 no limita el uso de las barreras únicamente a los sectores agrícola y urbano. Más bien, este anexo es donde se cuantifican las reducciones de patógenos en función de los diferentes tipos de barreras aplicadas y que está acreditadas. Se trata de una herramienta técnica que permite evaluar la eficacia de las barreras dentro del Plan de Gestión del Riesgo del Agua Regenerada (PGRAR), lo que significa que su aplicación no está restringida a un tipo de uso específico. El Anexo III.D establece las barreras de reducción de riesgos y las cuantificaciones logarítmicas de eliminación de patógenos, lo que proporciona un marco técnico para su aplicación en diferentes usos del agua regenerada. Las barreras definidas en este anexo pueden utilizarse para evaluar la seguridad del agua en función del destino final, pero no restringen su aplicación exclusivamente a usos agrícolas o urbanos.
"La clave reside en la obligación de validar estas barreras, para cualquier uso o destino permitido, y que por supuesto debe ir incluidas en el PGRAR"
Como vemos la clave es el Plan de Gestión del Riesgo del Agua Regenerada (PGRAR), donde se pueden aplicar y validar barreras para cualquier tipo de uso, incluyendo aplicaciones industriales, ambientales o recreativas, siempre que se justifique adecuadamente su eficacia en la reducción de riesgos, ¿y cómo se pueden justificar su eficacia?, pues entiendo que principalmente mediante ensayos acreditados, aunque debo indicar que esto es una apreciación personal. Es decir, el PGRAR permite ajustar el conjunto de barreras necesarias en función del riesgo específico del uso final, más allá de lo establecido en los usos agrícolas y urbanos.
Análisis de la validación de las barreras propuestas
Uno de los errores más comunes en la validación de barreras en la reutilización del agua es asumir que E. coli es el único indicador necesario para evaluar su eficacia. Tanto el Reglamento (UE) 741/2020, que establece los requisitos mínimos para la reutilización del agua en agricultura, como el Real Decreto 1085/2024, que regula la reutilización del agua en España para múltiples usos, incluyen un enfoque más amplio con diferentes indicadores microbiológicos.
Si bien E. coli es el indicador de referencia en ambos marcos normativos debido a su facilidad de análisis y rápida respuesta, no es suficiente para evaluar la eficacia de un sistema de barrera o multibarreras frente a todos los tipos de patógenos. Ambos reglamentos contemplan otros microorganismos como referencia en la validación de barreras:
Reglamento (UE) 741/2020:
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Considera colífagos y esporas de Clostridium perfringens como indicadores adicionales para evaluar la eliminación de virus y protozoos.
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Exige reducciones logarítmicas específicas para cada tipo de patógeno (E. coli ≥5 log, colífagos ≥6 log, Clostridium perfringens ≥4 log).
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Su validación de barreras se basa en estudios en laboratorio y campo, además de la revisión de literatura técnica.
Real Decreto 1085/2024:
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Introduce nematodos intestinales y bacteriófagos como indicadores clave, además de Legionella spp. en ciertos usos.
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Establece la posibilidad de validar barreras combinadas, permitiendo alcanzar una clase de calidad superior mediante la suma de diferentes estrategias.
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Incluye una validación basada en tablas de equivalencia de reducción logarítmica (para usos en agricultura y urbana), facilitando la evaluación de la eficacia de distintas combinaciones de barreras, se puede decir que aplicando estas barreras, se consigue una reducción logarítmica equivalente "oficial", aunque debería ser evaluada una vez implementada.
Dado que cada tipo de patógeno presenta una resistencia diferente a los procesos de tratamiento, la validación de barreras debe incluir indicadores específicos para cada grupo.
Por ejemplo:
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Los virus pueden resistir tratamientos que eliminan E. coli, como la cloración insuficiente.
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Los protozoos y helmintos presentan una mayor resistencia que E. coli y pueden requerir filtración avanzada, oxidación avanzada o tratamiento con UV.
Por tanto, la evaluación de la eficacia de las barreras no se basa únicamente en la reducción de E. coli, sino en un enfoque más amplio que considera la eliminación de diferentes grupos de patógenos. Sin embargo, E. coli sigue siendo un buen indicador inicial para realizar una pre-evaluación o pre-validación rápida de las barreras propuestas, permitiendo un primer diagnóstico antes de aplicar análisis más detallados.
¿Por qué hablamos de reducción logarítmica?
Para evaluar la efectividad de una barrera o un sistema de multibarreras, tanto el Reglamento 741/2020 como el RD 1085/2024 utilizan el concepto de reducción logarítmica (log10). Esta medida indica cuántas veces se ha reducido la cantidad de microorganismos en términos de potencias de 10, lo que facilita la comparación entre diferentes tratamientos y su efectividad en la eliminación de patógenos.
Imagina que en una muestra de agua contaminada tienes 1.000.000 de bacterias (E. coli) por cada 100 mL antes del tratamiento. La reducción logarítmica se interpreta de la siguiente manera:
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Reducción de 1 log (10¹) → Se reduce 10 veces → 100.000 bacterias quedan.
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Reducción de 2 logs (10²) → Se reduce 100 veces → 10.000 bacterias quedan.
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Reducción de 3 logs (10³) → Se reduce 1.000 veces → 1.000 bacterias quedan.
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Reducción de 4 logs (10?) → Se reduce 10.000 veces → 100 bacterias quedan.
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Reducción de 5 logs (10?) → Se reduce 100.000 veces → 10 bacterias quedan.
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Reducción de 6 logs (10?) → Se reduce 1.000.000 veces → 1 bacteria queda.
Si el reglamento exige una reducción logarítmica de 6 log (10?) para garantizar la seguridad del agua regenerada, significa que si se parte de 1.000.000 de bacterias, el tratamiento debe dejarlas en 1 bacteria o menos por cada 100 mL.
Cuando se manejan cifras tan elevadas, hablar de reducción logarítmica resulta lo más efectivo. Este tipo de microorganismos se multiplica de manera exponencial, y el uso de esta reducción facilita la comparación entre tratamientos y estándares de calidad. En lugar de decir que "el tratamiento redujo de 1.000.000 a 10 bacterias", se puede expresar que logró una reducción de 5 log, lo que simplifica la interpretación de su efectividad.
La estrategia de las barreras en la gestión del agua regenerada para uso agrícolas
Dado que el Reglamento (UE) 741/2020 se centra en el ámbito agrícola, el Real Decreto 1085/2024 amplía el enfoque al incluir el concepto de "número acreditado de barreras", tanto para usos agrícolas como urbanos. Además, la norma en la que se basa este enfoque, la ISO 16075-2:2020 "Guidelines for treated wastewater use for irrigation projects", está específicamente diseñada para proyectos de riego.
Por ello, desarrollaremos el concepto de barreras y multibarreras, así como ejemplos aplicados al uso agrícola. No obstante, como se mencionó anteriormente, dentro del Plan de Gestión del Riesgo del Agua Regenerada (PGRAR) se podrán establecer otras barreras, siempre que sean estudiadas y validadas para su aplicación en distintos usos más allá del agrícola.
El procedimiento para analizar el tipo de barrera, el número de barreras que se necesitan empieza por:
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Categoría de cultivo. (Anexo 1, Tabla 1, REGLAMENTO (UE) 2020/741): Clases de calidad de las aguas regeneradas y uso agrícola y método de riego permitidos, idem Tabla I-2. Clases de calidad de las aguas regeneradas para uso agrícola y método de riego permitido (RD 1085/2024).
Determinación por el RD 1085 de la calidad de agua necesaria en función del tipo de cultivo y el sistema de riego.
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Ejemplos de cultivos. (Tabla A.1, ISO 16075-2:2020). Se incluye en el Parte D, barreras para reducción y atenuación 1. Riego agrícola: Ejemplos de cómo calcular el número y tipo de barreras. La tabla III-1 recoge la propuesta de número acreditado de barreras que deben aplicarse a las aguas regeneradas producidas para obtener el nivel requerido equivalente a la clase superior de la calidad exigida en el anexo I.A.2 de este reglamento a tenor del tipo de cultivo.
Como puede observarse en la tabla III-1 proporciona una guía clara sobre qué barreras son necesarias para cada tipo de cultivo en función de la calidad del agua regenerada utilizada. El agua de calidad A.A es la más versátil y permite su uso en todos los cultivos sin barreras adicionales. El agua de calidad A.C sólo puede usarse en ciertos cultivos si se aplican barreras como el riego por goteo para evitar contacto directo con la parte comestible. El agua de calidad A.D está prohibida en la mayoría de los cultivos alimentarios, pero puede usarse en algunos casos con múltiples barreras como veremos a continuación, lo que abre la posibilidad del uso de esta clase de agua, implementando este enfoque multibarrera.
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Clase de calidad del agua regenerada. (Anexo 1, Tabla 1, REGLAMENTO (UE) 2020/741): Clases de calidad de las aguas regeneradas y uso agrícola y método de riego permitidos. En este apartado habrá que indicar que clase de agua regenerada se dispone para regar y si es o no compatible con nuestro cultivo. Misma tabla I-2 del Real Decreto 1085/2024.
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Número de barreras requeridas. (Tabla 3 ISO 16075-2:2020): Número sugerido de barreras que se necesitan para el riego con aguas residuales tratadas según su calidad. También se encuentra en la tabla III-2 del RD 1085/2024, donde se detallan reducciones logarítmicas en caso de mantener este tipo de barrera, y el número de barrera que serían necesarias.
Como puede verse, la propia tipología de riego, ya es en sí una barrera dependiendo de donde se aplique (superficial o subterráneamente) o lo que es lo mismo, lo alejado que esté de la zona comestible.
Por eso, es importante tener claro que tipología de sistema de riego vamos a tener, porque en muchos casos ya son considerado en si una barrera. Así se dispone de:
En cualquier caso, es importante destacar:
"La autoridad sanitaria podrá en cada caso añadir otras barreras que considere necesarias"
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Posibles barreras acreditadas. (Tabla A.1 y Tabla 2 ISO 16075-2:2020): Ejemplos de cómo calcular el número y tipo de barreras, junto a los tipos sugeridos y número acreditado de barreras.
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Número de barreras. (Tabla 2 ISO 16075-2:2020): Tipos sugeridos y número acreditado de barreras.
Vamos a ver esto con un ejemplo práctico:
Indudablemente como mejor se puede ver esto, es aplicándolo y puede haber muchos tipos de aplicaciones diferentes, me centro en la del riego agrícola por el camino ya recorrido, pero podríamos hacer una extrapolación similar por ejemplo para los usos urbanos.
CULTIVO: Quiero cultivar lechuga, se tratada de cultivos que crecen a ras de suelo, sobre el terreno o sobre el caballón y se consumen crudos.
SISTEMA DE RIEGO: Riego por goteo superficial.
CLASE DE AGUA REGENERADA: Clase "C".
Según la tabla III-1 para poder tomar hortalizas consumidas crudas, teniendo un agua clase C deberíamos implementar 3 barreras. ¿Qué barreras?, aquellas que ya están acreditadas para su uso, y pudiendo aplicar diferentes configuraciones bajo el criterio de la multibarrera. Posibles configuraciones del sistema multibarrera:
Configuración 1:
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Mantener el riego por goteo en cultivos bajos que crecen a 25 cm o más por encima del nivel del suelo (reducción logarítmica del patógeno: 2, número de barrera: 1).
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Realizar una desinfección adicional sobre el terreno, de bajo nivel, con 1 mg/L de cloro total después de 30 minutos de cloración (reducción logarítmica del patógeno: 2, número de barrera: 1).
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Aplicar una lámina de cubierta resistente a la luz solar, que separa el riego de la hortaliza (reducción logarítmica del patógeno: 2-4, número de barrera: 1).
Esta configuración, permitiría una reducción de patógenos de 6-8 unidades logarítmicas aplicando 3 barreras acreditadas, lo que me permitiría usar una clase C de calidad de agua regenerada.
Configuración 2: Otra configuración, sería por ejemplo cambiar el sistema de riego.
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En este caso, la implementación de un riego por goteo subsuperficial, en el que el agua no asciende por acción capilar, proporciona una reducción logarítmica del patógeno de 6 y un número de barreras equivalente a 3.
El análisis multibarrera demuestra que existen múltiples combinaciones posibles de medidas para garantizar la seguridad del agua regenerada, lo que permite una gran flexibilidad en su aplicación. Sin embargo, aunque se trate de barreras acreditadas, su validación dentro del Plan de Gestión del Riesgo del Agua Regenerada es un requisito fundamental y debe estar debidamente documentada.
Además, como mencioné anteriormente, las autoridades sanitarias tienen la potestad de exigir barreras adicionales, incluso más allá de las establecidas en las normativas, con el objetivo de garantizar que la clase de calidad del agua regenerada utilizada se ajuste de manera precisa a las necesidades del cultivo específico y al sistema de riego empleado. Esto significa que, en función del contexto y del nivel de exposición al agua regenerada, pueden requerirse medidas complementarias para minimizar los riesgos y cumplir con los estándares sanitarios y ambientales.
Conclusiones
Creo que está claro que desde Europa se está apostando firmemente por la reutilización del agua en agricultura y en otros sectores donde existe potencial uso. Este artículo que ayudar a entender que el uso de barreras puede mejorar la capacidad de implantar aguas de peor calidad para una mayor versatilidad de usos, lo que sugiera una estrategía más sostenible desde el punto de vista hídrico. Para consolidar su implementación, es fundamental que la gran distribución y el sector productor integren estos criterios en sus protocolos de calidad, promoviendo una adopción generalizada que refuerce un modelo sostenible y seguro.
Este modelo seguro, debe ser también transparente, porque como siempre digo, la transparencia es la base de la confianza. No estoy hablando exclusivamente de implementar tecnologías avanzadas para regenerar, que también es necesario, sino operar con estrategias complementarias que minimicen costes de producción del agua regenerada, y maximicen su volumen de uso, ya que esto hará que la reducción en las extracciones de fuentes convencionales, sea significativa.
El uso de barreras en la reutilización del agua regenerada es una estrategia fundamental que permite su aplicación segura en distintos sectores, no sólo en la agricultura, sino también en riego urbano, usos recreativos, industriales. Su implementación debe formar parte del Plan de Gestión del Riesgo de las Aguas Regeneradas (PGRAR), asegurando que cada barrera sea validada y aprobada por las autoridades sanitarias, que tienen la competencia para determinar su idoneidad según el tipo de uso.
Es importante destacar que una barrera no acreditada en las normativas existentes no implica que no pueda emplearse, siempre que su eficacia esté respaldada por estudios científicos y validaciones técnicas, y que su funcionamiento sea monitoreado una vez que el sistema de reutilización esté en marcha. Establecer procedimientos de validación y protocolos de control y seguimiento es esencial para garantizar su efectividad y minimizar riesgos.
No se trata de centrarnos en la "foto" del punto de uso, se trata de mantener y asegurar en todo el "sistema de reutilización" (incluyendo producción, almacenamiento, distribución y uso) que no permita la recontaminación del agua regenerada tratada. Y para ello es fundamental implementar programas de vigilancia que detecten y corrijan desviaciones en la calidad del agua. Y además tener claro los protocolos de actuación en caso de fallos o incidentes que puedan comprometer la seguridad del agua.
El uso de barreras no es una solución única, pero sí una herramienta esencial dentro del abanico de estrategias para garantizar la seguridad del agua regenerada en diferentes usos. Para su optimización, es necesario ampliar el conocimiento técnico sobre la efectividad de cada barrera, lo que requiere ensayos reales en condiciones de campo.
Finalmente, debemos aceptar que el riesgo cero no existe en ningún ámbito. Sin embargo, el uso de barreras permite gestionar y minimizar los riesgos en función del beneficio que aporta la reutilización del agua regenerada. La clave está en preservar los requisitos de seguridad fundamentales, garantizando siempre la protección de la salud pública y del medio ambiente.
Manuel Jesús González